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Foto del escritorClars

PAUL DI’ANNO, el ascenso de la bestia.

Actualizado: 27 mar 2023



El ascenso de la bestia. Más que tarimas viejas y un par de andamios, la fuerza de los hombres y la improvisación; veo que se eleva el espíritu aguerrido de Paul Di’Anno.


Nos mantuvimos desde temprano en la incertidumbre. Una noche antes en Ciudad de México la presentación se volcó en caos. La noticia se esparció entre el público regiomontano. Apenas pudo llegar a cinco canciones y tuvo que bajar del escenario. Fotografías con sus seguidores para compensar el bochornoso momento. Público dividido entre la exigencia del reembolso y la empatía de un: ¡Gracias viejo! Sabemos lo que te ha costado llegar hasta acá.


A pesar de ello, la fila para entrar daba vuelta a la calle Padre Mier. Generaciones enteras a la espera de la bestia. Si Paul no da un buen show, esos niños se van a llevar un mal sabor de boca. Se escuchaba decir entre los asistentes.


Todos apresurados a la espera de ingresar al escenario principal.

Al entrar quedamos a la mitad. Habían reservado parte del recinto junto al escenario para colocar la rampa. A marchas forzadas y sin previa prueba y error.


En general, no hubo quien no se pusiera a pensar en lo peor. Las cosas, en mi experiencia, y con respaldo, sé, siempre pueden ponerse peor. “Nunca te quejes de un mal día, diría mi buen A.R., las cosas siempre pueden ponerse peor”.


Y es que si uno indaga por la web, además de encontrar esas fotografías y vídeos de un Paul joven y temerario, uno se topa con un montón de testimonios sobre su vida.

Datos duros, ya sea compartidos por él mismo o por alguien más. “Autodestructivo y volátil” así es Paul. Eso pasa cuando uno se apasiona. En medio de la expectativa, el bochorno y el público a la espera, entiendo, sé, y vivo lo difícil que es avanzar con un derroche de pasión desenfrenada.


El dinero es necesario, la necesidad de recaudar dinero para operarse y continuar tirando chingazos en la vida. Yo veo el dinero como una excusa. En cuanto entra por la puerta de emergencia que da a calle Morelos, le reciben con aplausos y gritos de ánimo. Se persigna. Un grupo de hombres lo recibe y de a poco, comienzan a subirlo. Todos tuvimos miedo. No queríamos ser testigos de una catástrofe. Sube, toma el micrófono, y al escuchar su voz, !lo sé! El dinero es una excusa. La música, los escenarios, la entrega al público: lo único que lo mantiene vivo. Es imparable. Sobrevive por la música, aunque ello le pueda calar muy hondo con cada padecimiento, tropiezo y malas decisiones. Paul es humano. Las bestias también creen en Dios. Las bestias caen malheridas y a comparación de las criaturas mitológicas, una bestia no renace de las cenizas. Las bestias caemos a lo más hondo, nos lamemos las heridas y nos ponemos de pie para seguir figurando en la contienda.


Paul no le tiene que demostrar nada a nadie. Lo hace para sí mismo. La satisfacción más grande para los que somos tercos, rejegos; a los que una enfermedad le hacemos frente, aunque ello implique dolor y tortura.


Lleva más de cinco canciones, ¡ya la hizo!, por lo demás, si canta o no las canciones esperadas, da igual. Quiere volver de pie, yo quiero verlo en los escenarios hasta donde le alcance. En silla de ruedas, de pie, en una cama. Como sea con tal de escuchar el estruendo de su voz que se desgarra, por que si un día, tiene que irse, sea sobre un escenario.


Me escurro entre la multitud, voy regreso a casa. La ciudad está contaminada y de noche sigue luciendo igual de gris y caótica. Paul tocó fibras sensibles en mi. Hay una gran línea que se prolonga y separa entre lo que deseo y lo que tengo. Cosas que no puedo cambiar y no voy a conformarme. Cualquiera que se atreva a mirar al cielo, aunque al mirar solo encuentre concreto, puede dar por hecho que la batalla está ganada. Paul mira al techo, levanta sus brazos, cierra los ojos y agradece.


Se que Paul seguirá vigente. A pesar de lo mucho que la opinión pública le pueda subestimar. Quisiera agregar una grosería en este apartado pero me remito a un: ¡Lo conseguiremos, viejo!



Texto y fotografía por Clars.




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