Mon Laferte y “Autopoiética Tour” en homenaje a la compleja capacidad humana de reinventarse las veces que sean necesarias para continuar el viaje de la vida.
El escenario es un agasajo visual. Bastante equilibrado con las imágenes que aparecen a cuadro y los demás elementos que conforman el show. Pocos músicos. Pocos bailarines. El performance principal es Mon Laferte al hacer de sus interpretaciones todo un concepto artístico.
“Tenochtitlán”. Como un himno de coraje y valentía a la adversidad. Lo difícil que es figurar como mujer en la industria musical. Una canción de introspección. Mon sin duda experimenta una nueva faceta bastante diferente a producciones anteriores. Con toques muy oscuros en ratos y a la vez muy liberales.
Tiene una versatilidad monumental. “Te juro que volveré” suena y se anida en el corazón cumbiero de los regiomontanos. La nostalgia brota a la par de ese efecto de la cumbia rebajada. Ella luce en tonalidades oscuras. Viuda negra. Mon tiene una enigmática presencia ante sus seguidores esta noche.
No paran de gritar. Gritos hondos y agudos. Se siente el fervor que te enchina la piel de solo verles interpretar cada canción de Mon. De sentirla. De vivirla.
Continúa la velada. Transcurre en diferentes facetas. Luego se torna un ambiente bastante bizarro. Esta noche es una fiesta de los bajos mundos del transformismo. Una fiesta con cero complejos. Diversidad y metamorfosis.
Gran nocaut de entrada. No es algo que no haya visto antes. Pero de verdad cada una de sus interpretaciones, bailes abruptos o sensuales, te deja pasmado.Inframundo.
Para luego sutilmente escucharle sus grandes éxitos con arreglos nuevos y bastante frescos. Un toque de genialidad el que Mon le ha dado a esa nueva etapa. Un espectáculo digno de la gran figura y artista que es. Música, cantante y compositora excepcional.
Fotografía por Carlos "The Newman"
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