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Linkin Park en Monterrey

Actualizado: 6 feb

Ante la expectativa. Encaminados hasta el Estadio Banorte. Diecinueve mil quinientos asistentes, cierre de la cifra final y oficial de la noche, se apresuraron a no quedar fuera, y conseguir empaparse del cubetazo de nostalgia que Linkin Park ofrecería en la ciudad.


AFI para arrancar la velada, un incendio abrasador, canción tras canción, la poderosa voz de Davey Havok resuena al viento y los bochornos palpables de los que se va impregnando la ciudad.

Mientras que Hunter Burgan, Jade Puget y Adam Carson complementan la interpretación de la banda con una energía volátil y letal. El postre por adelantado para relamerse las comisuras de los labios previo al punto de ebullición que promete la velada.


Davey aprovecha la energía inminente para colmar a Adam Carson de vitalidad tras pedirle al público que le ayuden a cantar “Cumpleaños Feliz” a su gran amigo y compañero quien se encuentra celebrando en tierras regias una vuelta más al sol.


Tras la espera, el Estadio Banorte, se convierte en el epicentro del Nu Metal. “Somewhere I Belong” para iniciar el show. Desde la canción de arranque se sentía una descomunal vibración en el estadio. La voz de Emily Armstrong resuena con nostalgia y frescura. Creando una inmediata conexión con el público.


Mike Shinoda, con su carisma habitual, se adueñó del micrófono, alternando entre rap, mientras interactuaba con los fans. Su habilidad para conectar con la audiencia es evidente, cada palabra resonaba en el corazón de los presentes.


“Crawling” y esa intensidad emocional que se apodera del ambiente. Emily evoca perfectamente cada uno de esos sentimientos al momento de su interpretación. Para la tercera canción son los riffs de guitarra de Brad y bajo de Dave que paralizan y a su vez estremecen de manera automática a los fanáticos. Al borde de una descomunal efervescencia. Fue un gran puñetazo directo para comenzar un concierto. “The Emptiness Machine” ante la expectativa de ser la primera rola de lo más reciente de Linkin Park desde la ausencia de Chester. Fue la cuarta canción de la primera parte del concierto donde la banda demostró una evolución muy marcada que logra derrochar la bestialidad entre su público con bastante potencia.


La energía no disminuyó con "The Catalyst", que llevó a todos a un clímax de euforia.

"Burn It Down" y "Over Each Other" mantuvieron el ritmo, y el público no dejó de saltar y cantar. La noche continuó con "Waiting for the End", que fue recibida con una ovación ensordecedora. La interpretación de Emily fue emotiva, y el público se unió en un canto colectivo que resonó en cada rincón del estadio. "Castle of Glass" siguió con su atmósfera etérea que contrastó con la energía anterior. El setlist se tornó aún más emocionante con "Two Faced" donde la banda mostró su versatilidad.


Finalmente llegó el momento más esperado de la noche. La banda decidió interpretar "Given Up" una elección que no había sido parte de otras fechas en México. La explosión de energía fue indescriptible y el público se entregó por completo. "One Step Closer" y "Lost" mantuvieron la adrenalina al máximo, mientras que "Good Things Go" ofreció un respiro emocional antes de regresar a la intensidad con "What I've Done".


La secuencia continuó con "Overflow", "Numb", "In the End" donde la multitud se unió en un canto masivo, creando un momento mágico que quedará grabado en la memoria de todos. "Faint" y "Papercut" llevaron la energía a un nuevo nivel, y el cierre con "From the Inside" otra de las rolas que no habían sido interpretadas en fechas de México y "Heavy Is the Crown" dejó a todos con ganas de más.

Finalmente "Bleed It”. Para culminar.


Fotos Cortesía Fer Vega. OCESA















 
 
 

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