Una velada con Bryan Adams. La genialidad del cantante se sobrepone a cualquier día malo. Desde el inicio en la pantalla aparece ese auto desvencijado con la leyenda “So Happy It Hurts” haciendo referencia precisamente a su más reciente material discográfico de donde se desprende el single del mismo nombre.
En ese vídeo podemos ver a Bryan Adams al volante simulando que conduce con alegría su coche cuando realmente ese coche está totalmente deshecho y todo el tiempo ha estado inmóvil.
La esencia de Bryan al frente del escenario nos hace sentir esa misma felicidad a tope.
Entonces desde atrás del escenario sale un coche de hule que sobrevuela a los asistentes y que marca el inicio del show.
Somos nosotros los copilotos de Bryan Adams esta noche.
Se escucha una voz que dice:
“In the beginning, God created the heavens and the earth. Then he created the waters and the land. And then he created man. But man degenerated. And descended into the black hole of making bad music”...
Entonces Dios envió un ángel que llevaba botas, blue jeans y una gorra de béisbol.
¡Kick Ass! la primera canción de la noche es un golpe de magnificencia para que recordemos quién manda. Bryan Adams ha sido por años la esencia pura del Rock And Roll. Su voz resulta bastante versátil.
Aún intacta. Una áspera voz que ha mantenido enamorados a sus seguidores a lo largo de los años. A través de las generaciones.
En el recinto podemos ver gente de todas las edades. La música de Bryan Adams no se reserva a una edad en específico. Es la herencia por el buen gusto. Ha conseguido trascender por años.
Aun con sillas montadas en el área de cancha general los asistentes se levantan. No desean ni piensan tocar sus asientos mientras en el escenario siga el gran Bryan Adams.
Un hombre con muletas ha bajado con dificultad las pesadas escaleras que llevan hasta el área de cancha. Se celebra al llegar a su butaca. Lleva una playera roja con la silueta de Bryan impresa. No he visto que toque su lugar ni un segundo. La adrenalina de ver su ídolo tan de cerca se apodera de él. Tampoco ha dudado en bailar las canciones más prendidas del canadiense. El dolor no existe mientras la música exista en su entraña.
Entre el repertorio de la noche Bryan navega a lo largo y ancho de sus grandes éxitos y lo más nuevo y fresco. “Heaven” es sin duda la canción con la que el público conecta y la atmósfera se torna bastante apacible.
Luego con canciones como “You belong to me” o “I’ve been looking for you” es cuando revienta la felicidad y el baile desmedido. Todos bailan para la cámara de Bryan que se ha montado al escenario para inmortalizar la felicidad de los presentes durante el show.
En pantalla aparecen las sonrisas al límite y la felicidad que les recorre el cuerpo con las canciones que Bryan Adams y toda su banda interpretan con gozo.
Bryan Adams nos conduce por la carretera de la nostalgia. Sube el volumen de ser preciso mientras va al volante. Nos limitamos a mirar por el retrovisor y encontrar aún encendida esa luz en su mirada que resulta hipnótica y placentera.
El coche podrá seguir sin neumáticos y sin encender pero Bryan se ha encargado esta noche de hacernos viajar por dos horas aproximadamente con la mejor selección musical para nuestros oídos.
Su paso por México ha sido simplemente exquisito. Bryan ha dejado claro que no pretende simplemente ceder el paso. Y es que... ¿Quién no derramó una lágrima mientras sonaba "Everything I Do"?
Por Clars
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