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Andrés Calamaro y su gira por México 2023

Andrés Calamaro continúa de gira. Desde Madrid, ha tomado un espacio de su agenda para dedicarlo a la prensa mexicana. Ya ha anunciado fechas de presentación para octubre 2023 en el país, acá te compartimos la información completa.

Por Clars Domínguez


Además de darnos detalles de su gira 2023 y su paso por México, tener la oportunidad de escuchar más a fondo sobre su trayectoria musical resulta bastante enriquecedor. Nos comparte sus ideales, a manera muy personal, no solo de sus canciones, sino de la música en general. Los diversos géneros musicales que recientemente invaden las redes sociales y se convierten en grandes éxitos. Su perspectiva hacia sí mismo, su trabajo y el significado de la música en sí.

Las nuevas formas creativas de producir, propuestas musicales y cómo sus canciones son una consecuencia de la música, la literatura y el arte que le rodean.


En casa tuvo la fortuna de crecer en una familia de intelectuales y no tener televisión, por lo tanto desarrolló un vínculo muy cercano con el cine. Agradece a su familia y a sus padres por ello. Se encuentra identificado y representado por el cine de Quentin Tarantino, por la metáfora, la poética y el cine slasher tan particular del cineasta. De la literatura francesa también toma referentes para convertirlos en parte de su obra musical.


Le cuestionan sobre si haría una serie de su vida en Netflix, como la de Fito. Entre risas confiesa que su médico y terapeuta le han advertido que no lo haga.

Ha fantaseado algunas veces con una, incluso se puso a hacer memoria e intentó escribir, pero realmente no quisiera tener una serie, no le gusta ese tipo de concentración o de audiencia. No le parece adecuado ese nivel de fama o popularidad al que lo podría orillar exponer su vida.

Siempre fui un músico de teclados sin pretensión de ser artista o cantante, comenta.


Prefiere centrarse en sus conciertos, trabajar de manera íntima con sus colegas, en cómo sonar o tocar. Las grabaciones de discos están en desuso, menos gente escucha discos en la actualidad, por ello trabaja arduamente en cada uno de sus shows. Su gira es un desafío importante al que prefiere entregar energía y mente por completo en cada presentación. Una serie en Netflix resulta como un cambio en la matrix, alterar la realidad, es un hombre tímido.


Para muchos Andrés Calamaro es, ha sido y seguirá siendo un referente de la música en español. De los más grandes referentes argentinos cuando de rock se trata. Pese a ello, Andrés no lo considera así, tampoco se considera un ícono del rock.


La cultura no solo es su estilo o estética, su música es el producto del consumo que Andrés tiene por el arte, la lectura, el cine o una buena conversación. De haber podido le hubiera gustado imprimir en sus discos cada una de sus inquietudes o influencias.

Confiesa que las grabaciones en sus discos estuvieron sujetas a errores por las formas de grabar en diferentes tiempos o épocas. Tanto su discografía y oyentes no son lo mismo hoy en día a lo que se conoció años atrás.


Siendo músico de teclado considera que los desafíos eran más grandes para un rockero que quisiera participar tocando el teclado. Los ochentas más que una década, se convirtieron en un siglo para él por ese motivo.

De su trayectoria por Madrid se recuerdan grandes éxitos como "Mil horas”, lo que para ese entonces se consideraba como alternativo, al ser un músico más versátil o bohemio. Todas esas canciones tan populares le resultan un alter ego. Por no encontrar un concepto en el cual se pueda definir.

No soy un artista conceptual, más bien, accidental, el haber nacido en Argentina en los setentas y hoy poder estar acá hablando con ustedes en medio de la gira resulta muy interesante, dice.


Anunciar fecha en México lo pone contento. Lo que resta del año estará trabajando en su siguiente recital. Y sobre todo, pensar en más fechas y lugares para visitar en el país con alguna gira próxima.


Para Andrés Calamaro producir un show en vivo es primordial. Trabaja mucho en el “real time” de la música. Estar inmerso por completo en el tiempo real de la música. La música es sobre un escenario solamente. Efímera. Algo que empieza y se termina. No existe más. Sobre todo en esta gira donde todo el show es una canción tras otra, aunque seleccionada, incluso, varias canciones al mismo tiempo. No hay espacio para la improvisación, los arreglos o solos de guitarra. Es el encanto de lo efímero y en la música es fundamental. No puede ser eterna.

Aunque para ello existen las partituras. Para asegurar la permanencia de la música. Las grabaciones. No es lo mismo.


Calamaro es un hombre que no practica la nostalgia, ni con el paso de los años en poner sobre la balanza el pasado o el futuro.

Al comienzo todo era muy sencillo, tocar para sobrevivir, tener experiencias interesantes con la música. En Madrid pudo progresar con la música de autor y como músico instrumental. En los años dos mil estuvo fuera de todo lo que tuviera que ver con discos o giras. Hizo un compromiso con la libertad musical o creativa. Renuncias filosóficas para liberarse de la vanidad, el interés propio o económico. Hacer música sin aspirar a elementos de progreso personal o profesional. Fue supervivencia. Por ello resalta que no sabe si debe considerarse como un ícono, más bien, que de ser verdad, tiene un puñado de canciones conocidas o icónicas, donde se visualiza detrás y le carga el protagonismo a sus canciones. Prefiere no considerarse un ícono sin realmente estar seguro de lo que eso significa. Su responsabilidad es únicamente con el público. El que paga la entrada a sus shows y no está seguro si ser un ícono sea suficiente. Tampoco es su intención serlo.

Aunque si tuviera una concepción correcta de la palabra, puede que vaya bien y sea por ese motivo indescifrable que las nuevas generaciones siguen repitiendo sus canciones. Le sorprende que las letras de sus canciones puedan liberar sensaciones en el público joven. Siempre ha buscado crear con componentes que vayan más allá de las letras y contenidos. A la vez no le halaga al cien, solo al cincuenta, reconoce que no merece tanto y que todavía hay música que desconoce allá afuera. La música es como una gota de lluvia y un disco es lo que cabe dentro de una botella de un litro. No se siente seguro de poder estar siempre a la altura de ese estatus.


Habla de la música mexicana, de lo que se ha hecho en la actualidad que le ha posicionado en un lugar importante. No tiene ningún drama con la música urbana o la música de moda. Soy yo el que no tiene que intentar gustarle a todo el mundo, elijo los discos que voy a escuchar y siempre escucho los mismos quinientos discos. No está mal. Eso que se entiende por algoritmo o costumbres de internet parece que son elegidos desde el inicio de año para ser escuchados. Existe algo abstracto en toda la música sonando en tantos países del mundo, que si pasa en Tiktok igual ni me voy a enterar, dice.


Hay música contemporánea que le gusta mucho, al igual que la música antigua. Sobre los corridos tumbados no los conoce pero se lo lleva de tarea. La música popular en México es un monumento. Abierto a las nuevas propuestas sean del género que sean.


Se declara fan de Bizarrap, de Trueno. Referentes argentinos del género urbano que pueden alternar en grandes escenarios de festivales con amplia diversidad musical. Existe una especie de burbuja de información digital que logra colocar una canción completa o estribillo en nuestra cabeza. Se preocupa por lo suyo, en sus presentaciones. Considera que todos son sus compañeros, sea cual sea, su forma de conquistar el mundo.


Las mujeres en la música, por ejemplo, en México, son unos monstruos gigantes de la escena. Natalia Lafourcade, Julieta Venegas o la chileno-mexicana Mon Laferte.

Las ve como grandes y auténticas divas. Como Mercedes Sosa en Argentina y la visión de los rockeros hacia ella como una pachamama, la encarnación de lo que es la Argentina cultural y humana.

Por ello le resulta genial que las mujeres en México están en un momento espléndido. Jamás podría objetar de la buena marcha del reconocimiento de las artistas en México, el perfecto ejemplo de sus divas, como en su tiempo en España lo fueron las cantantes folclóricas y al mismo tiempo estrellas de cine como Lola Flores, comparte.


Le parece que son otro tipo de reivindicaciones, una responsabilidad de todos. En donde hay talento y carisma nos vamos a rendir y aplaudir.


En cuanto a dónde se dirige su quehacer musical, para Andrés Calamaro la música verdadera es la siguiente música, la próxima. La música como concepto o materia es próxima, esa que aún no existe. Es sagrado.

Lleva un tiempo inmerso en un archivo musical que ha encontrado. Quiere tomarse un tiempo para elegir y rescatar algunas canciones, es una especie de estímulo para su siguiente proyecto. También lleva años preparando un libro de fotografía.

La música es el arte combinada en horarios, toreando el silencio, escuchando grabaciones olvidadas, música insólita en diferentes formatos donde se sentía cambiando de piel cada semana. El archivo es algo que no corresponde al interés Pop, al interés de nadie, ni del público, ni fans, ni jóvenes. A mí sí me importa y eso es suficiente, comparte.



Hace años escribió un guión de cine, un policial, hizo entrevistas, le dio forma de ficción y luego recurre a otros ejemplos en el cine. Pensaba en la forma más directa o económica de filmar escenas. Habló mucho con gente del cine, estudiosos. Su aventura con el cine era hacer un guion nada más. Ese nivel de producción cinematográfica es equivalente a grabar mil discos. En determinado momento desea retomar el disco con orquesta o seguir con el archivo. Las giras le absorben.


Aclara que el archivo no es un regreso al pasado, más bien son años que no recuerda, momentos de grabación que no recuerda y es diferente. Algunas canciones son buenas, rock bueno, pero hay unas distintas. Las disfruta mucho, sabe que no es práctico pero le pesa tener tanta música y cree que tiene oportunidad de mostrarlo antes de perderlas el mismo. Hay canciones que olvidó y otras que no va encontrar, las lleva y las estudia durante la gira. Esas grabaciones están hechas solo por una persona, no había estudio ni ingenieros, era como pintar. Se conformaba con seguir despierto para grabar y compartirlo con alguien. No le importa si ese archivo lo escucha solo una persona, para él es suficiente. No necesita de giras o premios, si alguien tiene paciencia de escuchar lo que hay en ese archivo se encontraría satisfecho.


Agradece la paciencia y el interés, para Andrés Calamaro y sus compañeros, volver a tocar en México resulta un honor. Aprenden, investigan, disfrutan a pesar de que la gira sea corta. El próximo año espera hacer más recitales en México.



10 y 11 de octubre en el Metropolitan, Ciudad de México.

14 de octubre, Auditorio del CCU, Puebla.

17 de octubre, Guanamor Studio Theater, Zapopan.


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